Suelo hacerme demasiadas preguntas. Es un defecto, o tal vez el modo de tomar conciencia de cuanto me ocurre, no lo sé, el caso es que a casi todo le busco una lógica, un por qué, algo que sacie esa sed de dudas que me provoca la vida en sí misma.
Por lo general, y he aquí lo frustrante de hacerse tantas preguntas, no hay respuestas inteligentes, otras veces ni siquiera valientes, sino tópicos o pensamientos que eclipsan los verdaderos sentimientos y bellas sabidurías.
Vivo verdaderamente resignada al silencio y banalidad de muchas de las respuestas a mis preguntas, una pena si pienso en todas las oportunidades pérdidas de aprender algo nuevo, pero aún así, no cejo en el empeño de encontrar en lo cotidiano vivencias bellas, y porqué no, extraordinarias.
Hace unos días, me quejaba precisamente ante un amigo de mi poca capacidad para entender algunas cosas, y él me decía que cuando algo no se entiende con la lógica pasa al plano de " lo evidente", una consencuencia lógica, valga la redundancia pero al tiempo tan simple que incluso puede llegar a desesperar. En mi pensamiento, no obstante, esta idea quedó pegada con una chincheta para evitar que cayera en el vacío.
A los pocos días, este amigo me mandó una frase suya por e mail, decía así: " hay cosas en la vida ( y son las más bellas) que carecen de toda lógica o que no se explican totalmente con la razón. Por tanto, creo que lo único que toca es " vivirlas"en lo que se pueda y dejar a la razón y a la lógica en silencio."
Al acabar de leer esta frase, comprendí lo que este amigo trataba de enseñarme con su diferenciada consideración hacía mis preguntas: lo importante en sí mismo es tener el gozo diario de despertar después de un reparador sueño y tener todo un día por delante para "vivir".
Ese " vivir" a ratos puede ser gratificante, otros inquietante, con algún tropiezo o en el mejor de los casos con un éxito o logro, pero en cualquier caso, sin vivir encadenado a la lógica y la razón como el mejor modo de afrontar nuestra vida, o mejor dicho, de comprender nuestra existencia y nuestros pasos.
Soy tozuda en algunos aspectos. Anoto la lección de este amigo pero me temo que la lógica y yo llevamos demasiado tiempo juntas como para desligarnos. Claro que, el zafarrancho interior llega cuando el corazón, también quiere tomar partido. Aqui esa famosa frase de " El corazón tiene razones que la razón no entiende" en mi caso es un varapalo que algunas veces me ha dejado vencida. Vencida sí, porque el corazón usa un lenguaje embriagador que a menudo distorsiona la realidad, una distorsión que termina dando su verdadera cara cuando has hecho seguramente demasiadas tonterías en vano, momento en el que " la razón" te pone en tu lugar.
No sé, tal vez pensar demasiado, sea un mal entrenamiento para la razón, asi que mejor lo dejo estar, al fin y al cabo, cada día trae su acontecer y ciertamente, lo único que es a ciencia cierta razonable es que con un día por delante, lo evidente es " vivir". Asi pues, dejaré para quien quiera pensar más alla, la pregunta en el arie ¿ Lógico o evidente?
Pilar Martinez Fernandez ( Julio 2010)