Me ha resultado muy curioso y merecedor de un minimo de reflexión algo que me ha ocurrido en estos ultimos días. Fui a un lugar especialmente motivada y dispuesta a pasarmelo bien. Iba también con la intención de no hablar demasiado de mis avatares porque siempre he pensado que la vida de cada uno es un terreno particular que dificilmente llegas tu mismo a comprender como para que lo entiendas los demás, pero tambien porque dispongo de muy poco tiempo de ocio y no quiero emplear el poco tiempo que tengo en hablar de lo que luego me tengo que enfrentar durante la semana. Pero esa intención duró muy poco. Antes de que me diera tiempo a frenarlo, todo un maremagnun de opiniones se centraron precisamente en lo que concernía a lo que estoy viviendo con los míos.
De repente, alguien comenzó a parlotear como si se le hubiera encendido una mecha en el cerebro sobre cuestiones personales de las que nunca creímos dar muestras de tanta certeza como pretendía demostrar por su parte.
Fue como una explosión encadenada de fuegos artificiales, un cohete, otro y otro...cada vez más altos, más luminiscentes, que traducido, es como decir un disparate trás otro llenando el lugar de muchas luces para dejarlo todo finalmente lleno de humo y de sombras.
No voy a contar los disparates porque contar disparates al tiempo que se intenta dar buenos argumentos es correr el riesgo de no saber establecer bien las diferencias y que al final todo resulte disparatado, absurdo e incongruente, como así fueron todos esos fuegos artificiales que explotaron sin sentido, pero sí conviene decir o al menos desvelar el porqué en algunas ocasiones las personas somos tan dadas a meternos en las vidas ajenas y creernos encima con la potestad de hacerlo. Quizá ¿ lo hacemos por divertirnos?, ¿ por emplear ese tiempo muerto que nuestra propia vida tiene ?, o tal vez ¿ porque en el fondo somos personas acomplejadas y la vida de los demás nos da envidia y queremos elevarnos hacía donde creemos que están a golpe de cohete artificial relumbron?
Yo creo que es una mezcla de las tres cosas. Lo curioso es que te lo disfrazan haciendote creer que se preocupan por tí, algo que no es ninguna mentira como tampoco lo es el que te quieran realmente, pero cuando las maneras no son las adecuadas y encima se empecinan en llevarte a su terreno al mismo tiempo que te hacen sentir mal , el analisis final no lleva a otro lado que al hecho de tener delante de tí personas con cierta porción de envídia, sana o insana, o a medio camino de las dos, aburridas y acomplejadas de sí mismas y que buscan en lo éfimero la diversión para olvidarse un poco de lo gris que les resulta su propia vida o su persona, provocando al final con artificios una estela de humo en tu espacio intoxicante y molesto.
Si antes de juzgar la vida de otros, de tirar fuegos artificiales en su espacio vital, nos pararamos a pensar un poco en lo propio, en nuestras propias debilidades sobre todo, quizá no seríamos tan osados de hacer una fatua interpretación de la vida de los demás, porque al final, es eso unicamente lo que conseguimos, una equivocada e indocumentada versión de lo que les preocupa a los demás, reduciéndolo todo a minimas expresiones y generalidades que ni se asoman siquiera a la particularidad que cada uno vive en primera persona con los suyos y en su mundo creado, como no puede ser de otro modo, a partir de errores, aciertos, decepciones, satisfacciones...¿ con qué derecho pues, y con qué artificios, nos atrevemos a explotarlos?
Cuidado, mucho cuidado con lo que soltamos al espacio difuso que está por encima de nosotros, pero sobre todo pensemos qué motivos nos adornan, pues puede que tanto utilizar fuego en espacio ajeno no nos percatemos de que el nuestro esté chamuscado.
Pilar Martinez.
viernes, 15 de agosto de 2014
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