jueves, 30 de diciembre de 2010

No seas un desván lleno de trastos


Si eres como yo, de los que llegados los últimos días del año, rebobinas un poco la cinta de tus vivencias, seguro que llegas a la conclusión de que hay cosas por completar, por cuajarse aún mejor. Pero, ¿ sabes?, yo tambien llego a la conclusión de que todo lo que he vivido durante el año ha sido necesario para estar en el lugar en el que me hallo. Puedo pensar que, tal vez mereciera estar mejor, o haber vívido esto o aquello, sin embargo, me doy cuenta de lo cauta que es la vida conmigo. Pudiendome dar cuanto anhelo, me da porciones de satisfacciones al tiempo que me da quebrantos, nivelándome y calibrando mi voluntad, mi fueza, y porqué no decirlo, poniendo a prueba mis capacidades. Y todo esto no puedo por menos que agradecerlo porque, al fin y al cabo, es lo que me hacer ver la vida como es, sin panaceas ni ilusiones, sino con toda la intensidad que ofrece cuando se siente que hay mucho por vivir por delante y que, seguramente, lo mejor siempre está por venir.


No envidio absolutamente a nadie; hay quien tiene más dinero que yo, es más guapo, más inteligente, en fin...cualidades múltiples que les hace felices a ellos, pero no a mí. En mis imperfecciones veo la oportunidad siempre de utilizar la lima de la vida para pulirme, en mis arrugas propias de la edad, la huella de lo que he reído y de lo que aún puedo reír, en mi cuenta bancaria el agradecimiento de que pueda ir soportando mis gastos, y en mi corazón...todo lo que amo y soy amada por mi gente.


Y siendo aún más honesta conmigo misma, he de decir que si bien siempre deseo llenar huecos en mi alma, doy por bien cubiertos aquellos que ocupan su lugar y también doy por desalojados aquellos que los ocupaban los despropósitos, los desaires y personas que al final no estuvieron a mi altura. Y no me mueve el rencor, tampoco el despecho, sino el sentido práctico que al final debe prevalecer cuando algo o alguien no viene para quedarse contigo. No quiero convertir mis recuerdos en un desván con telas de araña, sino en una casa amueblada con lo necesario.

La vida, no es complicada, sólo se convierte en complicada cuando perseguimos lo que no está preparado para nosotros. Estoy plenamente convencida que en nuestra incompletez, nada nos vendrá dado si no en realmente lo que necesitamos, e incluso, aquello que creemos necesitar, es muy probable que no lo necesitemos tanto como creemos.

Asi pues, mis deseos para el año nuevo son simples; aquello que necesite y esté pensado para mí...no quiero trastos que acumular, no quiero ser un desván con cosas en su interior ya inservibles, y tampoco quiero que tú lo seas ni que acumules aquello que te quite espacio para todo lo que aún queda por llegar.

FELIZ AÑO 2011 a todos...


Pilar Martinez ( Diciembre 2010)

2 comentarios:

  1. Como siempre que leo tus publicaciones me queda algo de ellas te veo genial creo que en tu vida ya hay sitio para cosas nuevas y maravillosas espero poder ir desaciendome yo de las que ya no necesito y ocupan tanto sitio .Por cierto siempre he creido que lo grandes escritores son los que te hacen sentir y tu lo consigues ,un beso amiga

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  2. Yo te lo deseo, amiga. Sé lo que rebulle en tu interior y es mucho lo que tú necesitas dar y al tiempo recibir. Sabes que cuentas con mi incondicional ayuda para deshacerte de lo que no necesites.
    En cuanto a lo de los grandes escritores..no sé, Reyes. Como ves en el panorama intelectual ni están todos los que son, ni son todos los que están, y algunos aprenden solitos y escriben gratuitamente porque cuando se siente una vocación como la de la escritura, lo importante es dar rienda a esa llamada vocacional y ofrecerlo a la gente, digamos que es un regalo que Dios te otorga para que tú se lo entregues a su vez a quien lo precise. Así lo vivo yo al menos porque la vida, al menos de momento, no me deja vivirlo de otro modo. Así que si consigo llegar a tí y a mucha otra gente afín con mis publicaciones y reflexiones, para mi es un éxito total, para ganarme la vida tengo a los animalitos y las plantas, otro maravilloso regalo de Dios sin duda.

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