lunes, 28 de septiembre de 2009

Valdorria, cobijo para el eremita.

Cascada de Nocedo





Pico Valdorria






Ermita de San Froilán.








Espadaña S Ramon Nonato





En el corazón latente de la montaña leonesa, dónde el río Curueño serpentea acariciando las piedras y peñascos de las Hoces de Valdeteja, nos espera el pueblo de Valdorria con la serenidad propia de esos lugares escondidos pero no invisibles que guardan humildes su encanto al intrépido viajero.
Acceder a él tras dejar atrás la cascada de Nocedo, con una caída en forma de cola de caballo de 15 metros, es aventurarse a conocer un paraje sorprendente a pesar de rodearse de cumbres modestas.
Debe su nombre al pico homónimo Valdorría, un peñasco desafiante que se alza por encima de las callejuelas y casas que forman este pueblo montañés y en el cuál viven todo el año siete familias. Ni en los días más señalados del año, fiestas de guardar y celebraciones familiares, cuentan los propios vecinos que llegan a reunirse más de cien personas. Lo confirma el párroco de la Iglesia de San Ramón Nonato diciendo con no poco pesar que su iglesia sólo consigue llenarse de más feligreses con las misas de los días en honor a los patronos del lugar; 31 de agosto San Ramón Nonato, qué dicho sea de paso, se hace llamar dicho santo “ nonato” por nacer sietemesino y por césarea, y el 2 de Mayo día de San Froilán, del cuál se cuenta que eligió este lugar como retiro eremítico en una cueva a la que accedía tras hacer él mismo 365 escalones en piedra aprovechando la orografía de la propia montaña.
Fue, precisamente, este particular modo de vida elegido por el santo en este lugar de la montaña leonesa, lo que finalmente propició la construcción de una pequeña ermita en su nombre en un escarpado bastante pronunciado, al tiempo que privilegiado por la panorámica que se abre después del voluntarioso esfuerzo que se hace en la escalada.
De este santo también cabe decir que llegó a ser obispo de León, de ahí que esta ciudad le tome como patrón y celebre sus fiestas también en su honor.
Pero quizá lo interesante de Valdorria, además de su esplendorosa panorámica, su generosa naturaleza y la espectacularidad de sus atardeceres, tornándose la montaña de un cromatismo caprichoso, debamos buscarlo en el propio corazón del pueblo; en sus gentes y en su rutina.
Valdorria solo tiene un bar, y como no podía ser de otra manera, se llama “ San Froilán”. No es difícil encontrarlo; desde el pequeño atrio de la iglesia, una callejuela en bajada discurre hacía el centro del pueblo dónde se encuentra este club social y punto de encuentro, no sólo para los escasos habitantes del lugar, sino también para quienes llegan hasta allí en coche o bien sendereando por el paraje.
No hay duda que es allí dónde podemos conocer la rutina de este lugar, el reflejo genuino de un modo de vivir atrayente para el que va de paso, sobre todo en verano, pero de marcado carácter para la gente autóctona por la crudeza a la que les somete un entorno que llegados los fríos, acostumbra a quedarse aislado.
Es Valdorria, pues, un lugar que merece la pena conocer con los cinco sentidos abiertos para comprender que la naturaleza en sus más altozanas cumbres, puede ofrecer retiro, contemplación, silencio y también la cálida acogida de sus gentes que precisamente por vivir tanto tiempo aislados, agradecen conversar con el viajero.

¿ Como llegar?


Desde León, llegar hasta Boñar. Tomar la CL-626 hasta La Vecilla para continuar por la CL-321 hacia Puerto de Vegarada. Al llegar a las Hoces de Valdeteja a la altura de Nocedo de Curueño, una carretera sale a la izquierda indicando “ Valdorria”. Tomar esa carretera y tras un empinado puerto se llega al pueblo.

Visitas recomendadas

- La subida a la ermita de San Froilan cuyo camino comienza en el mismo pueblo y es preciso subir 365 escalones. No es una subida escarpada ni de dura dificultad. El ascenso se hace en poco más de media hora a ritmo moderado. Se aconseja seguir el trazado marcado sin buscar atajos.
- La Iglesia de San Ramón Nonato. Guarda el encanto de las pequeñas iglesias parroquiales de los pueblos y su párroco es un hombre muy solícito y predispuesto a recibir a quien quiera visitar el pequeño templo tras la celebración de algún culto.
- Callejear por Valdorría, sin duda recomendable además de beber agua en su fuente.
- Una parada en el Bar San Froilán para conocer in situ el pulso y sentir de las gentes sencillas de este pueblo.














































No hay comentarios:

Publicar un comentario