miércoles, 20 de mayo de 2009

una pequeña historia

Lo peor de tener que escribir para los certámenes literarios es la extensión que establecen las bases. Casi siempre son microrelatos en los que apenas puedes en pocas lineas contar una historia singular. Aún así siempre lo intento. He aquí una pequeña historia...no espereis demasiado, los microrelatos...son así.

Mi vida por una estrella

Caminábamos a la par, yo por la carretera serpenteando el páramo y ella, en una esquina del parabrisas, brillante en medio de la oscuridad de la noche.
El reloj de mi coche marcaba las 00:00. Tal vez una casualidad pero en cuestión de segundos, todo se volvió del revés. Estaba boca abajo y con ese punto brillante fijo en mi retina. Ya no se movía. Centelleaba solamente.
La desesperación empezó a apoderarse de mí. Estaba atrapada sin poder hacer otra cosa que mirar esa estrella quieta frente a mí. Intenté gritar pero sentía presión en el pecho, aunque lo peor, esa extraña sensación de humedad en mi cuerpo, como si me estuviera encharcando.
Y, de pronto, alguien me habló. - No se mueva. Tranquila que vamos a ayudarla.
Hice un sonido gutural. Mi mirada, sin embargo, se empeñaba en mantenerse fija en la estrella. Seguía allí, sin moverse. Igual que yo.
Volvieron a hablarme: - Intente no dormirse. No cierre los ojos.
Empezaba a sentir frío y al mismo tiempo un dulce letargo. Entrecerré los ojos casi mecánicamente, pero por alguna razón, volví a entreabrirlos y ese brillo rutilante de aquella estrella se coló entre mis pestañas.- Eso es, no se duerma, me dijeron de nuevo.
Quería dormir, sí. Plácidamente, pero esa pequeña estrella parecía empeñada en no dejar que el sueño le ganara la partida. Centelleaba como si me hiciera guiños.
De pronto, comenzó a moverse. Yo también. Me llevaban en una camilla.
Cuándo cerraron la puerta de la ambulancia, dejé de verla.
Lo último que escuché fue:.- Ha perdido mucha sangre...es un milagro que esté viva.
Lo fue seguramente. Quizá es muy tonto pensar que le debes la vida a una estrella pero yo pude morir ese día. Esa estrella, siempre creeré que me ayudó a vivir, o al menos, a no rendirme.
La he vuelto a ver. Es la misma, estoy segura. Y se mueve, igual que yo. Yo podía estar muerta y sin embargo, ambas existimos y...nos movemos.

Pilar Martinez

1 comentario:

  1. Me sigues sorprendiendo con tu escritura y tu imaginación,ya saves que me gusta cassi todo lo que escribes, sobre todo cuando cuentas una historia o un relato, para mí los relatos son lo mejor junto con el libro claro está, disfruto mucho leyendolos....un beso, saves que tienes mi apoyo siempre.

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