martes, 7 de julio de 2009

La mochila



¿ Cómo caminamos por la vida?...¿ Quizá lo hagamos con demasiadas cosas a la espalda?

Estas lineas tal vez te hagan preguntarte cuánto llevas contigo innecesario.

Articulo publicado en la revista Iglesia de Almodovar Nº 222-223 Junio,Julio

http://www.iglesia.almodovardelcampo.org/

La mochila


Hace tiempo, escuché decir a una psicóloga en una charla que las personas, al igual que los colegiales, solíamos cargar a la espalda una mochila con todas nuestras “ cosas” dentro. Al mencionar el concepto “ cosas”, no se refería a nuestras pertenencias o posesiones, sino a nuestras penas, alegrías, decepciones, frustraciones, logros, éxitos, metas, sentimientos, vanidades, pensamientos...y que acostumbrábamos a echarlo todo en ella como si fuera un saco sin fondo, sin molestarnos siquiera en colocarlas debidamente, formándose por esta razón aristas en las paredes de esa mochila y sobresaliendo cuán picos puntiagudos, clavándose en nuestra espalda continuamente y magullándonos.
Recuerdo que en aquellos momentos, esa metáfora me dio qué pensar. En realidad yo sí que a menudo solía tener la sensación de echar sobre la espalda todo aquello que no me gustaba. Quizá también lo que me salía bien o incluso me congratulaba, pero seguramente lo hacía de manera bien distinta, no como un peso sino como un valor ensalzable para mí autoestima. Y recuerdo también que haciendo caso a la recomendación que luego hizo esta psicóloga, traté de colocar mi mochila sacando todo y tratando de colocarlo de nuevo ocupando mejor los espacios y encajando “ mis cosas” para que a su vez quedara espacio para otras cosas nuevas.
Fue un ejercicio sano aunque con el tiempo he llegado a la conclusión de que no lo hice del todo bien. Al parecer, solo recoloqué mi mochila con todo lo que había guardado dentro cuándo, en realidad, lo que tenía que haber hecho es una buena limpieza para sanear todo el espacio vital que contiene mi mochila.
Me he propuesto hacer ese ejercicio de nuevo, pero reconozco que no es fácil limpiar la mochila. Nos ponemos infinidad de motivos, excusas, razonamientos, conclusiones y sobre todo, convencimientos para no soltar ciertos lastres. En realidad, guardamos muchas cosas por pena, por el simple y mero apego o incluso para justificar muchas de nuestras actitudes, pero si aplicamos el sentido práctico, no hay duda que en la medida que eliminamos aquello que nos pesa, aligeramos la mochila y el viaje por la vida es más grato y menos cansado. Pero, a veces, pareciera que nos gustara sufrir o incluso vivir siempre recordando nuestras heridas de guerra para ennoblecer nuestra existencia. Tal vez sea humano caer en esa torpeza pero ¿ no creen que hay ciertas cosas que debiéramos ponerles su fecha de caducidad para no guardalas eternamente?. ¿ No creen que también algunas cosas deberían colocarse mejor en la mochila para que sus aristas no sobresalieran y nos magullaran?.
Creo, queridos lectores, que sería bueno al menos intentar hacer esa limpieza en nuestras mochilas. Eliminar viejas rencillas, eliminar algunos rencores, sacudir algunos malos recuerdos, evadirse de viejos complejos, en fin...todo aquello que al pensar en ello nos pincha en la espalda y nos nubla el corazón.
Estoy convencida de que soltando ciertos lastres, las cosas buenas acuden a nosotros para seguir llenando nuestra vida. Todos nos merecemos vivir aquello que aún nos queda por vivir con la chispa de la ilusión y no con la pesadumbre y la desconfianza que nos puede llegar a producir aquello que hemos guardado con resignación y hasta tristeza en nuestra mochila.
Pero sí, no hace falta que me lo digan. Cuesta...cuesta muchísimo desprenderse de algunas cosas. Lo sé bien, y cada cual le pone una medida y un valor a “ sus cosas” y lo que para mí puede ser una nimiedad para otro es una espina clavada en el corazón, pero creo, y digo bien cuándo digo creo porque en esta ocasión no me atrevo a apostar en firme precisamente porque cada cual es el mismo y sus circunstancias, que nos debemos tomar un tiempo en valorar lo que hoy es importante entre nuestras cosas guardadas. Lo que nos vale y lo que no, guardando tal vez lo que hemos superado en la mochila y desechando aquello que no hay manera de colocar porque todo son aristas. Si algo, durante mucho tiempo, no nos ha hecho bien, difícilmente lo hará, así pues ¿ qué sentido tiene seguir dándole cabida y espacio en nuestra mochila?.
Pensémoslo al menos, pero déjenme decirles algo más para terminar estas líneas: lo que guardamos en nuestras mochilas y cargamos sobre nuestras espaldas fue importante en su momento, de igual manera que lo que comimos ayer nos alimentó ayer, pero cada día trae sus cosas como también su propio hambre. No es un castigo; eso es, ni más ni menos que el trepidante viaje de la vida. Hacer este viaje ligero de equipaje sobre la espalda o con la mochila sobrecargada y llena de aristas, es una vez más cosa de cada uno, no obstante, si decide hacer limpieza, un pequeño consejo: “ no piense en lo que ha perdido o dejado atrás, piense en lo que le queda por ganar”. Esa sensación, por experiencia personal puedo decir que es...estupenda.


Pilar Martinez Fernandez.

4 comentarios:

  1. Claro que si Pili que la metafora de la psicóloga es muy buena, sobre-todo en la teoria, porque en la practica se las pela.
    A mi me consta que cuando por primera vez limpias esa !mochila¡, la limpias de una forma un poco a lo loco, sin saber muy bien lo que debes sacar, obviamente con el paso del tiempo si que vas aprendiendo a sustituir quizas esas cosas que deberias haberlas sacado hace mucho tiempo, ó recolocarlas. Querida Pili no hay fecha de caducidad para muchisimas cosas de ese revoltijo que llevamos dentro de la !mochila¡tienes razón cuando escribes en este articulo que borron y cuenta nueva, como dice el dicho popular,pero es demasiado complicado todo como para limpiar y tirar lo que ya no vale. Deberiamos tener un micro-chic en el cerebro, como los ordenadores, archivo que ya no es necesario borrarlo totalmente de tu disco duro, pero seguro que por ahi nos quedaria una copia de seguridad por si acaso.
    Lo que si tenemos que procurar es que si es necesario de vez en cuando recolocar la !mochila¡ de echo todo lo que tenemos dentro no dejan de ser nuestra propia identidad al cual ni podemos ni debemos renunciar.
    Sigue asi Pili con estos articulos que hacen pensar en profundidad, y cuando menos sientes alivio interior.
    Abrazos y besos de Angel Gómez.

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  2. Pensando precisamente en la mochila que les tocó hacer a mis dos muchachitos para ir de campamento, me dí cuenta que tenía compartimentos y pequeños bolsillos para guardar la cantimplora, la linterna... en otro para poder enganchar el saco de dormir, en fin...lo típico de acampada, y me dije: ¡ Qué bueno sería poder guardar algunas de nuestras "cosas" en compartimentos¡, quizá no para desecharlas u olvidarlas sino para separarlas de otras " cosas" y que al menos ocuparan un espacio concreto sin mezclarse con otras cosas.
    Opino que es bueno poner en departamentos estancos aquello que ya ocurrió o que incluso nos dañó como una mera forma de poner llave a lo que no forma parte de nuestro presente y por ende de lo que habrá de ser nuestro futuro.
    Entiendo Angel que no es fácil ni eso ni vaciar y limpiar la mochila. ¡ Ni mucho menos¡...Sí lo fuera, desde aqui te digo que yo estaría ¡ pletórica¡ de pura renovación, sin embargo, si que soy consciente de que al hacerlo medianamente bien, ya me estoy dando la oportunidad de que interiormente me vea mejor a mí misma, sin duda, el principio más elemental para caminar dignamente por la vida, sin complejos, sin taras y sobre todo sin prejuicios.
    No tenemos micro-chips como los ordenadores, desde luego, por tanto borrar archivos y enviarlos a la papelera de reclicale, en fin...es hoy por hoy algo imposible, aunque a saber con el tiempo si no existirá una operación que consiga borrar de un plumazo cosas y recuerdos de nuestro cerebro. Se lo permitiran al principio los ricos, como ahora las operaciones de lifting, luposucciones y demás pero quien sabe lo que traerán los tiempos. De momento, nos toca cargar con " la mochila" asi que, al menos, intentémosla llevar lo más dignamente posible.
    Me alegro de que te ayuden mis pensamientos, que son al fin y al cabo altavoz de cuánto solemos pensar todos.
    Un abrazo y aqui seguiremos...
    Pili

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  3. Hola, Pilar!!! Está genial este artículo sobre la mochila que, aunque aparentemente ese colocar parezca una cosa sencilla, abarca un sin fin de aspectos. Es importantísimo saber desprenderse de lo que no nos sirve, saber organizar las preferencias y sobre todo saber ir colocando cada cosa nueva en su lugar para que lo que nos proponemos llegue a buen término.
    Me gustó mucho también el de los milagros, pero ya te lo iré a comentar allí. Sólo lo cito para decirte que me vino muy bien el tocar de nuevo el mensaje de estos artículos, porque necesito y voy a necesitar estos toques de atención para mantenerme con fuerza y llevar a buen puerto la misión emprendida. Diría que voy a necesitar hasta de ese milagro, jejeje.
    Me ha gustado mucho cómo escribes, y sabes que soy justa en mis comentarios, no digo las cosas por decirlas. Tienes esa soltura que hace reconocer cuando se está delante de un escritor y no delante de alguien que simplemente escribe porque está en ese momento. Es decir, que se nota que lo llevas en la sangre. Así que, como muy bien dices en el otro artículo, no sin el esfuerzo y demás situaciones que todo sueño genera hasta ser alcanzado, estoy segura de que lo lograrás.

    Gracias por compartir conmigo esta parte de tu mundo interior, que resuena también plenamente con una parte del mío.

    Besos.

    Alicia

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  4. Pues gracias, compañera. La visión de alguien que escribe sin duda es mucho más crítica y en mi caso muy necesaria. Igual que en el tuyo, naturalmente. Asi pues, la valoro y la tengo muy en cuenta.
    hay algo que dijiste en una de nuestras conversaciones que me gustó muchísimo: dijiste que estabas en un tiempo de crecer en la escritura, con tus poesías más concretamente. Te diré que es un tiempo que durará siempre, algo que seguramente ya sabes, estoy bien segura. Y, lo sabes, porque la verdadera y autentica inquietud reside en la constante necesidad de aprender. Y ¿ sabes?, creo que también estarás conmigo en que la andadura del aprendizaje, de la superación y de la creatividad literaria, es tan apasionante que como bien resumía una frase que leí hace poco: no importa el destino, lo que importa es el viaje. El simple hecho de tener la impronta de escribir, de zambullirte en ese insondable mundo de la inspiración y las palabras, a mi personalmente me hace disfrutar y ver las cosas desde una perspectiva mucho más amplia y con más luz. Sólo por eso, todo, absolutamente todo, tanto el tiempo, como la dedicación, como las pequeñas frustraciones, como los continuos intentos...merece la pena.
    En fin...que no sigo porque me pongo muy trascendental...
    He puesto tus poesías, espero que lleguen al alma como me llegan a mí aunque deba tomarme mi tiempo, soy así de torpe con la poesía, lo reconozco. Pero no dudes que las saboreo con mucho gusto.
    Besos
    Pilar.

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