miércoles, 19 de agosto de 2009

Iscar Medieval





















Iscar, dos días en el medievo

Una de las épocas que más atrae últimamente recrear y traer al presente es la Edad Media.
Mercados, representaciones, calles de pueblos decoradas, gente ataviada con trajes de labranza, caballeros, damas, escuderos, mercaderes, animales...todo aparece de pronto en un lugar como si de un plumazo hubieran retrocedido en el tiempo y se instalaran en pleno medievo.
En realidad y aunque la ilusión nos lleve a pensar que por arte de magia un pueblo puede hacer tal regresión en el tiempo sin más, lo cierto es que en muchos casos se trata de un golpe de tuerca para promocionar ese atractivo que ya de por sí tienen muchos pueblos e incluso para mostrar los vestigios que conservan de aquellos tiempos, dicho de otro modo, una ocurrente manera de ensalzar lo que se tiene y al mismo tiempo de llamar al visitante y dar proyección al lugar haciendo que por unos días, unas calles, una muralla o una fortaleza, sean el escenario perfecto de la rutina y sociedad medieval.

Un ejemplo de ello es Iscar, un pueblo al sureste de Valladolid que limita con Segovia, en plena Tierra de Pinares.
En lo alto de uno de sus cerros tiene un castillo gótico del siglo XV asentado, según afirman, sobre ruinas del siglo XIII con una torre del homenaje cuya singularidad es un planta pentagonal en piedra de sillería y rodeada por una muralla que ocupa todo el perímetro de dicho cerro.

En 1998 después de cierto aletargamiento con respecto a la conservación del rico patrimonio artístico y arquitectónico que posee Castilla y León, se descubren algunas estancias del castillo y desde ese momento hasta hoy, todos los esfuerzos se aúnan para trabajar en su continua rehabilitación, motivo que ha llevado a la villa de Iscar a celebrar durante once años consecutivos una feria medieval.

Una feria para una noble causa

En la edición de este año 2009, durante los días 4 y 5 de Julio el castillo de Iscar volvió a convertirse en toda una fortaleza del medievo. En su XI edición, el lema fue “ Maestro y aprendiz”, una temática cuya pretensión fue traer a nuestros tiempos aquellas viejas costumbres y oficios que marcaron la cotidianidad de una sociedad artesana por antonomasia pues, del mismo modo que eran capaces de elaborar quesos, dulces o jabones para su propia autoabastecimiento, podían trabajar con maestría el cuero, los metales, el cristal o incluso el mármol para hacer figuras.
La idea, un año más, no se centró en hacer una feria comercial, sino de trabajo. He aquí lo llamativo de esta feria y retrospectiva al pasado en la que se envuelve Íscar. No se trata de un mercado en el que comprar, simplemente. No; las normas de la feria establecían muy explícitamente en su programación el fin principal: la recaudación a través de la venta en los diferentes puestos de sus artículos, tales como collares, pulseras, dulces, quesos...etc, para continuar con la rehabilitación del castillo, presentando a su vez oficios antiguos con el propósito de rememorar y a la vez ilustrar sobre ellos en el presente.
Cabe decir que, todos los oficios y artes medievales, llegan a nuestro tiempo como no puede ser de otra manera: como un legado trasmitido de generación en generación de padres a hijos. De ahí el lema “ Maestro y aprendiz”. Tan necesario es el maestro como aquel que está dispuesto a aprender para no perder viejos oficios.
Así se trató de hacer en esta feria y a quién hasta allí se acercó pudo ver, por ejemplo, a un escultor trabajando en mármol a golpe de cortafrío y martillo, a un artesano dando forma al cristal con fuego, talleres de cocina tradicional, de alfarería, de imprenta, de extracción de resinas, de caligrafía, de elaboración de pan, queso...
Pero, del mismo modo, es llamativo y digno de mencionar otra singularidad de esta feria medieval; para comerciar en el mercado, durante esos dos días, los euros se convirtieron en maravedíes, acuñados especialmente para esta feria.
Se trató simplemente de una recreación más sin que hubiera coste añadido o gravamen para los artesanos y los compradores. En un puesto se ubicó una banca dónde se efectuaban los cambios además de haber cambistas por todo el recinto ferial situado en el castillo.

De armas y caballeros

Pero una feria medieval sin caballeros y armas, no es completa. En las inmediaciones del castillo de Iscar también pudo verse una escuela de caballeros en la cual se hicieron pruebas de formación y entrenamiento.
De igual manera, hubo demostraciones y prácticas de trabuchete, tiro con arco, espadas, tiro con catapulta e incluso, ya más con carácter de juego para los niños, pequejustas.
Y como no podía faltar en toda recreación medieval que se precie, hubo hasta nombramiento de caballeros y juramento del alcaide de la fortaleza, recayendo esta vez tan honorífico cargo en el periodista y director de la revista ARGI, Javier Pérez Andrés, quién en su alocución juró preservar la fortaleza con entusiasmo y determinación durante todo el año que durara su mandato
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Todo un teatro

Si algo puede resumir con absoluta rotundidad los dos días que vivió Iscar y los iscarienses en torno a su castillo y su feria medieval, es el teatro en toda su más amplia recreación.
La fortaleza, ya de entrada ofrece el mejor escenario para meterse sin mucho esfuerzo en un ambiente totalmente costumbrista de tan remotos tiempos, pero es encomiable el esfuerzo y el despliegue de medios que pudo verse durante la XI Feria Medieval de Iscar, pues consiguió una vez más envolver al visitante que llegó como mero observador y se marchó conociendo los usos y costumbres medievales gracias a la teatralización constante de todo aquello que fue cotidiano en la Edad Media, un ejemplo que, afortunadamente, siguen hoy muchos pueblos en España y que sirve una vez más para no perder nuestro bagaje cultural e histórico.



Texto: Pilar Martinez Fernandez.
Reportaje gráfico: Pilar Martinez Fernandez
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Información: Oficina Municipal de Turismo
www.villadeiscar.es
983.612.703

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